Si Maggie pudiera hablarte
Ha fallecido Margaret Thatcher, la primera política moderna de Europa, y hasta hoy probablemente la única. Ella creyó en el individuo y en la libertad, y se opuso con vigor y éxito al chantaje sindicalista. Junto a Ronald Reagan y Juan Pablo II liberó a Europa de la tiranía comunista.
De los tres, ella ha sido la última en irse. Deja un legado tan extraordinario como pisoteado por un mundo perezoso y reblandecido que ya no quiere ponerse en pie y que de todo se queja y todo lo exige.
En España continúan las protestas contra los recortes. Abusar del Estado del bienestar es lo contrario de responsabilizarte de tu vida, y si Maggie pudiera hablarte todavía, te diría que no son recortes, sino alas. Lo que el Estado deje de hacer por ti lo vas a tener que aprender a hacer tú, y aunque al principio esto te cause angustia, tus hijos crecerán ya con este aprendizaje incorporado y serán menos dependientes de la limosna colectiva y, por lo tanto, más creativos y más libres. Te lo puedes tomar como un recorte y emprenderla contra enemigos que no existen, pero no te servirá de nada, te volverás paranoico, harás el ridículo y perderás un tiempo precioso.
Hay que trabajar mejor y tienes que trabajar tú. Tienes que huir del círculo vicioso de subvenciones y subsidios con que durante tanto tiempo te has querido engañar. La atrofia que ahora sientes, que es sobre todo moral, será sólo momentánea, y cuando asumas que tienes que tomar las riendas de tu vida, el reto no sólo dejará de asustarte sino que te emocionará.
También el Estado tiene que aprender a recogerse, a no querer llegar a todas partes, y a curarse de su locura impositiva. Nosotros sabemos cuidar mejor de nuestras vidas que la siniestra maquinaria. Entiendo perfectamente que los norteamericanos justifiquen su derecho a llevar armas con el argumento fundacional de que sirven para defenderse del Estado. Muchas intromisiones han sido intolerables.
Somos adultos, somos responsables y tenemos estas manos. Dios nos hizo caritativos y libres. Sabemos hacer de nuestras vidas un lugar maravilloso y el Estado no tiene que sustituirnos. El dinero que ganamos es nuestro y nosotros sabemos cómo gastarlo. Ayudaremos a los más débiles, pero siempre y cuando sean débiles porque no pueden ser fuertes; y no porque no quieren ir a trabajar. El sentido común, como dijo el lunes el primer ministro Cameron a EL MUNDO, es la medida del Estado del bienestar.
El rigor tiene que ser altísimo y sólo se puede reclamar ayuda si antes te has exigido a ti mismo al máximo. Todos los niños tienen que ir a la escuela y al pediatra. Pero yo a un padre que gana por encima de 1.500 euros no tengo que pagarle nada.
Tenemos que cumplir. Cumplir con nuestro trabajo, cumplir con nuestra familia, cumplir con nuestro destino. Cumplir y cumplir con creces para poder ayudar y estar orgulloso de ello. Ésta es la auténtica solidaridad: trabajar, pagar y ayudar, y no protestar ni exigir. La renovación de la izquierda tiene que partir de este inexcusable principio.
Ella lo dijo: no existe la sociedad. Existen hombres, mujeres y familias, y el esfuerzo que cada uno de nosotros diariamente hacemos para vivir con honor y ser libres y felices.